Los retos de la salud digital en 2023

Cómo tecnologías como el IoT, la inteligencia artificial y el machine learning – con el apoyo de centros de datos eficientes – pueden mejorar los servicios sanitarios en un escenario de creciente demanda, con el objetivo de elevar la experiencia del cliente, personalizar los tratamientos y reducir los costes operativos y la escasez de médicos.

Los retos de la salud digital en 2023

La mayor atención al bienestar físico y mental tras la pandemia, la aceleración digital de las empresas y del modo de vida de las personas, la presión inflacionista sobre la cadena de suministro – que repercute en los costes operativos – y la escasez de profesionales para satisfacer el aumento de la demanda conforman el desafiante escenario del sector sanitario mundial en 2023.

Un escenario complejo que exigirá a las empresas y organizaciones públicas y privadas ofrecer servicios de mayor calidad, más ágiles, integrales y eficientes, con absoluta protección de la privacidad de los pacientes y alineados además con objetivos racionales de gasto tanto en CAPEX como en OPEX. Una ecuación que, según los actores mundiales del sector, debe tener un denominador común para resolverse: la adopción intensiva de tecnología.

El uso de recursos sofisticados y disruptivos, apoyados en inteligencia artificial (IA), machine learning (ML), IoT y edge computing, por ejemplo, ha crecido en los últimos años, redefiniendo el concepto de asistencia sanitaria, transformando los modelos asistenciales y la preparación de tratamientos, mejorando el análisis de pruebas, la elaboración de diagnósticos y la gestión de empresas y contratos. Para el año que viene, la tendencia es que las inversiones en estas herramientas se refuercen aún más.

Según un estudio de International Data Corporation (IDC) – «Worldwide Healthcare Industry 2023 Predictions»–, el 65% de las organizaciones sanitarias oídas invertirán en software de IA para mejorar la gobernanza y desarrollar tratamientos más personalizados. Para el 33,4%, la digitalización de los flujos de trabajo repetitivos será una prioridad. Otro 32,6% reveló que aumentará sus aportaciones en materia de ciberseguridad.

Existe consenso, por tanto, sobre la necesidad de avanzar en estrategias tecnológicas dentro de las empresas e instituciones para apoyarlas a la hora de afrontar problemas de emergencia como la falta de médicos – especialmente en los países más pobres –, la inestabilidad de la cadena de suministro y el envejecimiento natural de la población mundial, así como colaborar en la dotación de mayor resiliencia a la sociedad global, como forma de preparación preventiva ante una eventual crisis sanitaria futura – ya sea originada por microorganismos invisibles, como un virus, o derivada de episodios de dimensiones más elocuentes, como las tragedias medioambientales provocadas por los cambios climáticos que afligen al planeta.

FRONTERAS

La aplicación de estas tecnologías en las rutinas médicas y en la gestión de las organizaciones debe pasar por un proceso de aceleración a partir de este año. En algunas áreas clave de la sanidad, la capacidad de transformación que proponen será más notoria. A continuación se analizan las fronteras de los servicios sanitarios en las que se espera que este nuevo enfoque «health tech» adquiera mayor protagonismo en los próximos 12 meses.

1. Telemedicina
La asistencia médica a distancia aumentó considerablemente durante la pandemia y ahora este fenómeno parece consolidarse. Este servicio virtual, apoyado por conexiones a Internet de alta velocidad y flujos de vídeo, ha facilitado el acceso a la asistencia sanitaria a amplios contingentes de población antes excluidos de este derecho y ha contribuido a implicar a los pacientes y a mejorar el seguimiento de los casos.

La adopción de las videoconsultas ha aumentado año tras año en las empresas del sector, según el informe «2023 Global Health Care Outlook», de Deloitte. El documento muestra un crecimiento significativo en el uso de esta función en el último año en particular:

La adopción de las videoconsultas ha aumentado año tras año en las empresas del sector, según el informe "2023 Global Health Care Outlook", de Deloitte. El documento muestra un crecimiento significativo en el uso de esta función en el último año en particular.

Según la encuesta, también han cobrado impulso otras formas de interacción digital. Los chats por aplicación o mensaje de texto crecerán un 30% en 2022. Pero la telemedicina no se limita a las consultas médicas. Las cirugías y procedimientos más complejos guiados a distancia son ya una realidad, y las realizan tanto profesionales humanos como brazos robóticos, con total seguridad y eficacia.

2. Virtualización hospitalaria
Siguiendo la estela de la telemedicina, otra tendencia que surge para dar rapidez y eficacia a la atención al paciente, contribuyendo a reducir la presión sobre la ocupación de camas en el sistema sanitario, son los «hospitales virtuales».

Salas digitalizadas donde grupos de pacientes que demandan cuidados similares están en sus casas, conectados a dispositivos y sensores inteligentes, siendo supervisados en línea por equipos médicos en salas de control instaladas en hospitales reales.

La experiencia está ayudando a construir una relación positiva 24/7 entre el cliente y el profesional sanitario, además de acumular una gran cantidad de valiosos datos sobre el paciente, que se procesarán y utilizarán para aumentar la asertividad de los tratamientos.

En el Reino Unido, el sistema sanitario local (National Health Service – NHS) ha fomentado la creación de estas plataformas. El objetivo es que las instituciones locales dispongan de 24.000 »virtual beds»(camas virtuales) de aquí a finales de año, es decir, una media de 40-50 camas por cada 100.000 habitantes.

Esta descentralización de la asistencia aporta dos ventajas complementarias al seguimiento a distancia y a tiempo completo de los pacientes: la reducción de costes con el ingreso en hospitales y un mayor aprovechamiento de la mano de obra, con enfermeros y médicos – a menudo de especialidades complejas – que atienden simultáneamente a varios pacientes.

3. Diagnóstico y tratamiento
Los últimos años han estado marcados por el crecimiento en el uso de equipos respaldados por IA y aprendizaje automático para ayudar a los profesionales sanitarios a diagnosticar y prevenir enfermedades.

Se espera que las tecnologías que contribuyen al análisis inteligente de imágenes, el reconocimiento de patrones en los exámenes, la aceleración en el descubrimiento de nuevos medicamentos, las evaluaciones predictivas impulsadas por la IA para personalizar los tratamientos y una gestión más eficiente de los contratos de seguros médicos y los registros de ingresos estén aún más presentes en las rutinas hospitalarias de aquí a 2023.

En 2022, la empresa estadounidense Pattern BioScience presentó la versión final de su herramienta tecnológica apoyada en el aprendizaje automático, capaz de diagnosticar infecciones bacterianas y determinar la susceptibilidad a los antibióticos en cuestión de horas. A partir del análisis de una sola célula del microorganismo, el programa informático puede identificar la especie a partir de sus firmas e indicar qué medicamento será más eficaz para cada caso.

El recurso agiliza el inicio de la atención clínica, aumenta su precisión e inhibe la aparición de superbacterias, que se han vuelto inmunes a la medicación gracias al uso erróneo e indiscriminado de antibióticos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 700 mil personas pierden la vida cada año a causa de estos microorganismos resistentes.

En cuanto a la personalización de los tratamientos, los servicios digitales y las apps equipadas con análisis de datos han sido capaces de prescribir planes que tienen en cuenta multitud de factores, incluso predisposiciones genéticas. Como resultado, la monitorización en tiempo real ha generado más resultados positivos del procedimiento terapéutico, aumentando el porcentaje de curación y reduciendo el riesgo de readmisión del paciente.

4. Supervisión a distancia
La adopción de dispositivos conectados a la red para la transmisión en tiempo real de los datos clínicos de los pacientes, ya sea dentro de los hospitales o en el domicilio del paciente, debería experimentar una fuerte expansión a partir de este año y hasta el final de la década.

Según la firma de investigación Data Bridge Research, el mercado de Internet de las Cosas Médicas (IoMT) debería alcanzar los 270.400 millones de dólares en inversiones para 2029, con un crecimiento regular del 23,9% anual.

Las estrategias IoMT responden a dos demandas paralelas del sector sanitario: mejorar la monitorización de los pacientes, aumentando la eficacia de los tratamientos e incrementando la seguridad en caso de emergencia; y, en el caso de los ecosistemas de sensores inteligentes desplegados en interiores, ayudar también a reducir los elevados costes que conllevan las rutinas hospitalarias, especialmente los asociados a ingresos hospitalarios complejos.

Con ello, se espera una rápida expansión del uso de estos dispositivos «wearables & stationaries», desplegados en los más diversos puntos de contacto con el paciente: desde la ropa que lleva, confeccionada con tejido «smart» que mide la tensión arterial y el nivel de azúcar en sangre, hasta el sofá que monitoriza los latidos del corazón mientras ve la televisión.

En 2023, se espera que estos dispositivos mejoren su capacidad de análisis y se transformen en “edge devices”, con un procesamiento de datos realizado más cerca del usuario. Con ello, además de la ganancia de tiempo en la respuesta requerida, también aumenta el nivel de seguridad de la información del paciente, ya que acaba quedando restringida a ese dispositivo.

5. Automatización del flujo de trabajo
La digitalización de los procesos de trabajo en clínicas, hospitales e instituciones sanitarias públicas es uno de los recursos que pueden resolver dos importantes cuellos de botella en el sector: el desajuste de la información y la falta de visibilidad sobre el sistema.

Un flujo eficiente es crucial para garantizar que los procedimientos diarios se produzcan con rapidez y precisión, colaborando con la captura y el análisis de datos sobre los pacientes, el rendimiento de los equipos, la satisfacción del cliente y la planificación a largo plazo.

Estas plataformas de IA y algoritmos de aprendizaje automático son esenciales para estos resultados, ya que eliminan los procesos manuales de registro, documentación e historiales médicos – que a menudo pueden ser inexactos o estar desactualizados – y ofrecen una comunicación más proactiva entre médicos, departamentos, pacientes y familiares.

6. Integración de datos
En un artículo reciente, Mike Wright, especialista en innovación del Chelsea and Westminster Hospital NHS de Inglaterra, afirmaba que 2023 debería ser un año marcado por avances significativos en la integración de datos de salud pública, sociales y económicos, lo que permitirá generar una visión más de 360 grados sobre la salud y el bienestar de la población en las ciudades.

«Al integrar estos datos con otros sobre comportamientos ligados al estilo de vida de las personas, como las compras, los viajes y el ocio, esta conexión de información llevará el foco a las intervenciones socioclínicas, proporcionando una oferta asistencial más completa y eficaz», afirmó.

El nuevo enfoque de la salud pública «data driven», con referencias cruzadas de diversas fuentes relacionadas con la forma de vida de las personas, debería representar un cambio de paradigma en la gestión y el desarrollo de políticas para el sector en el ámbito de los estados y los municipios.

MÁS INFORMACIÓN: Plancity – Gestión inteligente de datos para transformar las ciudades

7. Ciberseguridad
A mediados de noviembre de 2022, unos piratas informáticos irrumpieron en la base de datos de Medibank, la mayor aseguradora sanitaria privada de Australia. En aquel momento, los delincuentes exigieron 10 millones de dólares para detener la filtración de información sobre 9,7 millones de clientes de la empresa, a lo que ésta no hizo caso.

Los datos médicos figuran entre los más valiosos en el mercado negro de la piratería informática. Según la empresa Chainalysis, en 2022 las víctimas habrían pagado unos 456,8 millones de dólares a los defraudadores.

Con la digitalización de las empresas, se han creado nuevos puntos de vulnerabilidad, como la adopción de soluciones en la nube y el uso de teléfonos inteligentes y otros dispositivos conectados a Internet. En respuesta, las empresas del sector han adoptado un enfoque de «confianza cero» para restringir el acceso a la red corporativa, invirtiendo 14.700 millones de dólares el año pasado en herramientas y software de ciberdefensa para inhibir a los atacantes. Una encuesta de Grand View Research indica que estas inversiones crecerán un 18,4% este año.

SALUD MÁS CONECTADA

Es ante este menú tecnológico en el que tendrán que apoyarse las empresas y organizaciones sanitarias públicas y privadas para definir sus estrategias digitales de cara a 2023.

Entre las prioridades se encuentran la automatización de los flujos de trabajo, la mejora de la experiencia del cliente, una mayor protección de los datos privados de los pacientes y la optimización del trabajo de los profesionales. Como telón de fondo, además de los retos ya descritos, está el aumento de la demanda como consecuencia de una población más concienciada de la importancia de cuidar la salud y el bienestar físico y mental.

Según NielsenIQ, en un informe publicado en 2021, el 48% de los consumidores mundiales afirmó tener una actitud proactiva hacia ambos temas. Otro estudio, realizado por McKinsey, señala que más del 60% de la gente quiere concertar citas, acceder a pruebas y renovar recetas por Internet. Esto significa que cada vez hay más personas interesadas en buscar algún tipo de servicio sanitario. Y que este contingente quiere hacerlo con la comodidad y practicidad que sólo pueden ofrecer los medios digitales.

Por último, es importante comprender que el crecimiento de este nuevo sector sanitario conectado y más basado en los datos requiere inversiones no solo en software inteligente, algoritmos y sensores IoT. Su expansión depende fundamentalmente de data centers más robustos, seguros y eficientes energéticamente, ofrecidos con alta disponibilidad a las empresas del sector y entidades gubernamentales, para apoyar esta transformación.

También es evidente la necesidad de contratar proveedores de servicios altamente cualificados, capacitados y certificados, con experiencia demostrada en la gestión y las operaciones del parque tecnológico, lo que contribuirá a una mayor asertividad en la toma de decisiones de los gestores sanitarios.

El desarrollo del viaje hacia la digitalización de la sanidad en 2023 requerirá un enfoque absoluto por parte de los líderes tecnológicos de las empresas del sector en cuanto al destino de sus inversiones. Un cuidado esencial para que las empresas atraviesen un año tan lleno de retos sin mayores contratiempos.