La integración de tecnologías como el IoT, la inteligencia artificial y el aprendizaje automático en las líneas de producción de la Industria 4.0 ha ganado un nuevo componente en la búsqueda de las empresas de un alto rendimiento para garantizar la relevancia en un mercado altamente competitivo: la agilidad en el procesamiento de datos.
En este entorno en el que las máquinas se comunican entre sí y se generan grandes volúmenes de información procedentes de las más diversas fuentes, la recopilación, el procesamiento y la comunicación de estos datos con la menor latencia posible pueden generar información valiosa para el éxito del negocio. Es por esta nueva demanda que el edge computing ha ganado su protagonismo.
No es de extrañar que la computación de borde sea una presencia constante en los planes de las empresas en este escenario de una economía cada vez más centrada en los datos. Según una encuesta mundial realizada por International Data Corporation (IDC) en enero de 2021 a los niveles C de siete sectores industriales, el 73% de los ejecutivos clasificó la computación de borde como una inversión estratégica. La reducción del coste de implantación, la seguridad de los datos y la baja latencia en el tiempo de respuesta fueron los tres argumentos más utilizados para justificar esta decisión.
Para 2024, se estima que el 50% de las nuevas infraestructuras de TI estarán en el borde. Hasta entonces, el crecimiento del volumen de aplicaciones que operan en el borde del sistema será de alrededor del 800%, según IDC.
Siempre en el estudio de IDC, las soluciones ofrecidas por el borde que más atraen el interés de los CIOs fueron referidas con los siguientes atributos:
- Almacenamiento: el almacenamiento de datos sensibles en el borde, dando más accesibilidad y seguridad a la información;
- Seguridad: conjunto de aplicaciones utilizadas para proteger las cargas de trabajo, mitigando el riesgo de ataques;
- Aplicaciones: permitir que la informática distribuida soporte aplicaciones y cargas de trabajo de banda ancha;
- Soluciones inteligentes: colaboran con la operación ofreciendo baja latencia, eficiencia de costes, cumplimiento y soberanía de datos, y funcionamiento autónomo incluso cuando la red no está disponible.
Cuando cada milisegundo cuenta
Según el informe de IDC, la demanda de baja latencia no hace más que crecer en la Industria 4.0, y el 45% de las organizaciones encuestadas asumen que necesitan acceder a datos en tiempo real cuando los racks de borde están en funcionamiento. Como resultado, esperan mejorar sus procesos de automatización y ofrecer una experiencia al cliente mejor de lo esperado.
Hay varios segmentos que se benefician de estas aplicaciones de baja latencia: desde fábricas, centros de distribución y administración pública hasta hospitales, bancos y minoristas.
En general, la empleabilidad del edge -aliado al internet de las cosas- en todos ellos está determinada a crear entornos ciberfísicos, cuya combinación de máquinas con procesos digitales posibilita la toma de decisiones descentralizada y simultánea dentro de la misma cadena productiva. Así, desde la cadena de suministro, la fabricación, la distribución, el almacenamiento y la comercialización de una mercancía, todo puede ser monitorizado, gestionado y atendido en sus más diversas demandas de forma instantánea, sin perjuicio para el consumidor, gracias a la integración de los sensores IoT con la computación de borde.
Con el tiempo, IoT es una tecnología que puede desarrollarse rápidamente con el apoyo del edge computing. La arquitectura de los sensores conectados a la red requiere un sistema de microcentros de datos distribuidos y cercanos para procesar los datos y responder rápidamente a las demandas.
Otra tecnología que se beneficia del procesamiento de borde es la 5G. La nueva banda ancha de telefonía gana -y mucho- con el edge entre otras cosas, la necesidad de extensas líneas de transmisión de datos. Como es sabido, las ondas 5G son muy rápidas, pero también muy frágiles. Para evitar posibles interrupciones en las conexiones debido a este perfil, es vital que las solicitudes puedan ser atendidas allí mismo, en la antena más cercana, sin tener que recorrer grandes distancias para ser atendidas.
La conectividad de la red, por cierto, es un punto sensible, especialmente en países con grandes extensiones territoriales como Brasil. Los problemas de infraestructura física y de calidad de los servicios de telecomunicaciones repercuten en el desarrollo de proyectos que requieren seguridad operativa, haciendo que muchos de ellos sean inviables en determinadas condiciones.
El Edge Computing contempla esta alta capacidad de comunicación a muy baja latencia, además de agregar tecnologías como HCI (Hiperconvergencia), HPC (Computación de Alto Rendimiento) y entorno SD (Definido por Software), convirtiéndose en una opción inteligente y más eficiente dentro de un ecosistema de infraestructura digital híbrida. Además de esto, proporciona la reutilización de la estructura local para satisfacer varias otras demandas como CDN (Content Delivery Network), Gateway, Fog Computing, entre otros.
Pero ¿Dónde se encuentra el Edge?
Cada vez se entiende más que un enfoque híbrido y más descentralizado aborda mejor los retos modernos de la economía digital. A medida que aumenta el volumen de datos generados por la datasfera -habrá 59 zettabytes en 2020 (Datos: IDC)- también aumenta la cantidad de nuevos negocios que surgen y la dificultad de transmitir esta carga de información a una nube o centro de datos. De ahí la relevancia de llevar el tratamiento cerca de las fuentes generadoras. Este «lugar ideal» puede definirse como sigue:
Far edge La infraestructura de edge que se despliega más cerca de la fuente de generación y más lejos del centro de datos o la nube. Como ejemplo, podemos citar la infraestructura informática de un proveedor de servicios móviles, situada en sus propias torres de telefonía (estaciones base móviles).
Near Edge La infraestructura de edge que se despliega entre el Far Edge y los centros de datos o la nube. Mientras que el Far Edge aloja las aplicaciones específicas de la ubicación en la que está desplegado, el Near Edge concentra servicios genéricos como cachés CDN y Fog Computing.
El edge en la 4ª Revolución Industrial
Al permitir el desarrollo de nuevas tecnologías que están transformando los procesos de producción en las fábricas, la computación de borde se está convirtiendo en algo esencial en este momento de la historia y en la evolución de la industria mundial.
Una fase que consolida la 4ª Revolución Industrial, en el sentido de la automatización total de las líneas de producción. En un futuro no muy lejano, es posible imaginar que las máquinas serán las únicas encargadas de fabricar productos y desarrollar servicios a gran escala, sin que el ser humano intervenga en ningún momento. Para ello, el análisis y el tratamiento de los datos producidos por los sensores y los equipos debe ser lo más ágil posible, para permitir que estos entornos ciberfísicos generen una alta productividad con un coste de explotación significativamente menor. Un camino inevitable que creará una serie de nuevos negocios, nuevos empleos y una reconexión del hombre con su esencia, reflejada en ocupaciones que «robotizan» menos y exploran más su talento creativo.